Surge en muchas ocasiones, la definición sobre el uso de cierta tecnología o lenguaje de programación para la creación de un producto.
El foco en la tecnología utilizada, puede estar basada en diversas razones posibles, bien fundadas como por ejemplo:
1- la tecnología que quiero utilizar fue pensada y es óptima en la resolución del problema que se me planteó.
2- tengo conocimiento previo sobre la tecnología, resultando en una mayor efectividad en su uso y mantenimiento de los productos generados.
3- restricciones legales en el uso de cierto tipo de tecnologías (imposibilidad de uso de tecnologías open source o tecnologías privativas).
Sin embargo surgen también razones que nos alejan de lo importante, que es resolver el problema.
– «me contaron que» tal tecnología «es la mejor» ((hype)[https://es.wikipedia.org/wiki/Hype])
– «me contaron que» tal tecnología «es mala».
Al fin y al cabo, lo importante no termina siendo realmente la tecnología utilizada, sino el resultado sobre la resolución del problema.
A nadie realmente le importó (usuarios al menos) que Facebook fuese desarrollada inicialmente en PHP (razón 2) y posteriormente migrada a otras tecnologías por requerimientos de escalabilidad y performance (razón 1).
El producto obtenido por la gente siempre fue bueno y el éxito de la plataforma no se vio disminuido por una razón tecnológica.
La tecnología termina siendo realmente un medio y no un fin en sí misma.
Problemas a resolver, existen infinitos y reside ahí la capacidad de uno como profesional, encontrar las mejores soluciones a los mismos.